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De los curas

Mismo mensaje

El criterio de la Iglesia sobre el odio contra los haitianos a nombre del nacionalismo es harina de otro costal. No así su reiterada crítica, al punto de convertirse en una constante, contra la corrupción, la impunidad y la injusticia.

El ejemplo concreto con que las autoridades pueden refutar el señalamiento del catolicismo ha brillado por su ausencia. Atribuir las duras críticas vertidas por los sacerdotes en el sermón de las 7 palabras al derecho de los religiosos a opinar y expresarse no es más que una manera de escurrir el bulto.

O decantarse con las vacuas respuestas de que se está trabajando a las que tanta frecuencia suele recurrir la Procuraduría General de la República. Hay un montón de escándalos que han indignado a la opinión pública todavía impunes.

Si es necesario, ahí están los casos sobre la venta de solares en Los Tres Brazos, el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), el remozamiento del hospital Darío Contreras, la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) y ahora los aumentos salariales en la Cámara de Cuentas.

El escándalo sobre los sobornos y las sobrevaluaciones de Odebrecht, si bien están en proceso de investigación, constituyen una incógnita. Las críticas merecen que se le presten la debida atención. Más que gratuitas hay que verlas no solo como el sentir de un sector de la Iglesia, sino de amplios segmentos sociales.

El Nacional

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