Buenas obras son amores.-
El servicio que presta el Patronato Nacional de Ciegos con una subvención tan exigua que le otorga el Gobierno, apenas 18 millones de pesos al año, testimonia que buenas obras son amores.
Es haciendo de tripas corazón que la entidad puede proporcionar consultas oftalmológicas, cirugías gratuitas, programas de prevención y rehabilitación, así como otros servicios con tan limitados recursos en un país donde los problemas de la visión son cada vez más preocupantes.
De no ser por esa entrega desinteresada que representa el deseo de servir al Patronato se le haría muy difícil conseguir que miles de personas puedan recuperar la visión, o, en el peor de los casos, adaptarse a la pérdida total de la vista.
Al participar en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, la presidenta de la entidad, Alexandra Ventura, el vicepresidente Wilfredo Mallén y la secretaria Rita Espaillat indicaron que el patronato cubriría todas sus necesidades con un presupuesto de 28 millones de pesos, aunque lo ideal serían 40 millones.
El caso del Patronato Nacional de Ciegos es otro de esos significativos ejemplos de entidades sin fines de lucro que no obstante el valioso servicio que prestan no cuenta con el respaldo necesario. Sus directivos sacrifican actividades productivas y familiares para ayudar de corazón, porque no reciben ningún beneficio material, a personas con problemas de visión. El gesto merece que se valore, pero no con simples elogios, sino proporcionando los recursos que necesita la entidad.

