Lecturas
De agresión
La agresión física de que fue víctima la periodista Deyanira López en el Palacio de Justicia de Santiago, cuando cubría el proceso contra un hombre acusado de la muerte de su padre, tiene más de una lectura. Lo primero que asoma es el salvajismo de personas que todavía no aceptan el derecho a la información ni el trabajo de la prensa.
Lo segundo la desprotección de los periodistas hasta en recintos en que se supone prima la seguridad. López fue agredida cuando cubría la solicitud de medida de coerción contra Joel Rodríguez, principal acusado de la muerte del empresario y contratista Alejandro de Jesús Rodríguez.
La seguridad del Palacio de Justicia no pudo evitar el atropello, con relación al cual la jueza Javiela Dolores Peña impuso dos meses de prisión como medida de coerción a Leydi Beatriz Adames y garantía económica y presentación periódica a Carmelo Tavárez y Lenny Manuel Francisco Portorreal.
Que la periodista tuviera que ser hospitalizada refleja la violencia con que fue golpeada por sus atacantes sin más motivos que el de evitar que se conocieran los pormenores del proceso. La prensa no puede estar sometida a tales amenazas, sino que para cumplir con su misión de informar tiene que moverse con la mayor libertad y seguridad.
El caso confirma la presencia de sectores que reniegan del derecho a la información, pero también la negligencia de las autoridades para evitar, por lo menos en recintos judiciales, hechos tan condenables. Con el repudio que el suceso merece tienen también que tomarse las previsiones.

