En Nicaragua
Suben protestas
Al entrar en su cuarta semana de protestas contra el Gobierno, durante las cuales alrededor de 50 personas han perdido la vida, la atmósfera en Nicaragua se ha tornado mucho más tensa. La población se ha mantenido en la calle en abierto desafío a las fuerzas represivas en demanda de que el presidente Daniel Ortega abandone el poder.
“¡Qué se vaya Ortega!” es la consigna que corean estudiantes, trabajadores, intelectuales y gente de la calle que cuentan con el respaldo de un sector empresarial que se ha distanciado del Gobierno.
El veto de las autoridades a una misión de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) para investigar las muertes aumentó el malestar en la población, toda vez que se entendió que no se quiere establecer responsabilidad ni hacer justicia, sino encontrar arreglos políticos.
El detonante de las encendidas protestas fue la reforma de la seguridad social que el Gobierno se vio compelido a revocar. Sin embargo, la decisión ni la creación de una comisión oficial para investigar las muertes bajaron los ánimos.
Durante sus distintos mandatos Ortega jamás había tenido una crisis interna de tanta magnitud. Acorralado por las crecientes protestas callejeras el Gobierno optó por el desafío con la movilización de su nutrida fuerza política.
Pero los sandinistas ni los paramilitares han logrado amedrentar a una masa enardecida que en sus manifestaciones ha destruido símbolos políticos del Gobierno. Conforme al panorama, el desenlace en Nicaragua es una incógnita.

