Grimaldi obligado
Aportar pruebas
Para no quedarse en el plano de la especulación, sobre todo después del rechazo casi unánime a su denuncia de un supuesto plan para desestabilizar al Gobierno, el embajador en la Santa Sede, Víctor Grimaldi, está compelido a aportar siquiera indicios sobre tales propósitos. Como veterano de la comunicación y la diplomacia se descarta de plano que Grimaldi confunda las protestas contra la corrupción con un plan subversivo. Y no parece, a menos que pueda aportar algún elemento concreto, que la rebelión contra la masacre en Nicaragua guarde relación con las demandas de que se investiguen los contratos del Gobierno con los publicistas João Santana y Mónica Moura y todo el entramado de corrupción de Odebrecht. Tanto el director del DNI, Sigfrido Pared Pérez, como dirigentes de los principales partidos opositores rechazaron el supuesto plan denunciado por el diplomático. Más que un análisis del escenario latinoamericano, Grimaldi tiene que ser más específico. Es verdad que Perú, Honduras, Nicaragua, Venezuela y algún otro país han sido sacudidos por protestas sociales, pero salvo la convocatoria para agosto de la Marcha Verde del millón contra corrupción de Odebrecht, en República Dominicana los movimientos han sido prácticamente aislados. Si es a las protestas en el contexto latinoamericano a que Grimaldi se ha referido, entonces el término desestabilización ha sido una hipérbole. Protestar no es desestabilizar, aunque pueda ser la intención de algunos.

