Sufren
Los de a pie
El ciudadano corriente, el que no es rico, de sueldo normal, es el que sufre con las acciones de paralización del transporte público de pasajeros que promueven los empresarios del ramo, aunque sus reclamaciones pudieran ser justas, lo que no se cuestiona, sino la metodología para estas peticiones, como la empleada ayer, en el denominado paro sorpresa entre 6:00 y 10:00 de la mañana, organizado por Fenatrano, paralizando sus unidades en el Gran Santo Domingo en demanda de rebaja en los precios de los combustibles.
Por más justo que sean los reclamos, esa forma no es la más adecuada para exigir una revisión tarifaria del transporte y que los precios de carburantes sean reducidos, porque al actuar así los transportistas violan los derechos de la ciudadanía, cuando lo que demandan las circunstancias es una mejora en la calidad del servicio y no actuar bajo presiones o amenazas las cuales nunca deben aceptar las autoridades, y contemplar si se pudieran ejercer algunas acciones legales para este tipo de conducta, ya sea suspendiendo las rutas ante esas acciones que denotan falta de civismo y que pueden ser aprovechadas por vándalos para actuar contrario al orden público, con resultados lamentables.
Lo que exige el momento es un diálogo sincero y franco, porque la paralización en nada beneficia, y por el contrario, el país es el que sale perjudicado. Debe primar la sensatez, porque con los paros los que más sufren son los ciudadanos de a pie.

