PACTO COJO

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostiene que el controversial pacto sobre las migraciones, cuya firma se realizaría hoy en Marruecos, beneficiará a 258 millones de personas que han abandonado sus países en busca de mejor suerte.

Y la verdad es que esas personas que deambulan por el mundo no pueden verse ni tratarse como plagas, sino como seres humanos a quienes se deben respetar y garantizar sus derechos. Pero el de las migraciones no es un problema sentimental, que puede medirse con los mismos parámetros en todos los países.

Por la ausencia de naciones grandes como Estados Unidos, Italia o Australia y de pequeñas como República Dominicana y otras el polémico acuerdo, que está supuesto a aprobarse con las dos terceras partes de los miembros de la ONU, nacerá cojo.

El acuerdo tiene muchas reservas, sin importar, como ha alegado la ONU en su defensa, que no sea vinculante ni comprometa la soberanía de los Estados. República Dominicana coincidió con los países que no firmarán el acuerdo porque lo consideran oneroso para sus intereses.

En las últimas horas Washington censuró que a través del acuerdo la ONU procure globalizar las decisiones en materia migratoria a expensas de los Estados. Las supuestas buenas intenciones del pacto para gestionar mejor los flujos de población no es lo que está en juego.

Lo que está en juego es la atadura que representa para la capacidad de cada país de fijar su política migratoria conforme a su soberanía.