Página Dos Pulsaciones

Radar

Radar

Desafío sanitario, muerte infantil.-

Un país que se ufana de ser el de mayor crecimiento económico de la región tiene que pasar por la vergüenza de contar con políticas para mejorar su índice de desarrollo humano, al menos en cuanto a reducir las alarmantes muertes neonatales e infantiles.

Con los recursos que se dilapidan en programas tan cuestionados como el barrilito de los senadores y la existencia de una caterva de entelequias que sólo las justifican el clientelismo, el elevado índice de muertes infantiles no se puede atribuir a la falta de dinero para enfrentar el drama.

Las defunciones se han mantenido como una constante. En 2017 las estadísticas dan cuenta de 3,269, y en 2018 de 3,494. El 80% de los fallecimientos corresponde al renglón neonatal. De no enfrentarse el actual desafío no se prevé que el país pueda cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de eliminar las muertes infantiles para 2030.

Duele reconocer que República Dominicana, el país con la economía que más ha crecido en los últimos años, está entre los pocos que no han registrado avances en la reducción de las defunciones de infantes. Al no poder alegarse carencia de recursos, no sorprende que se fabrique un culpable.

Si los médicos son los responsables del elevado índice al no cumplir con las atenciones a los pacientes, las autoridades han debido actuar, pero con base. El drama, mientras tanto, invita a revisar la estrategia para eliminar un lastre que cuestiona el desarrollo que con frecuencia se amplifica desde el poder.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación