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Concierto Cúcuta

Válvula escape

 

Los incidentes del viernes y el sábado durante los conciertos en Cúcuta, Colombia, para presionar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a que permita ingresar ayuda humanitaria a la población, han cargado todavía más la atmósfera.

El Gobierno de Colombia ha celebrado como un triunfo que el espectáculo patrocinado por el multimillonario inglés Richard Branson se haya convertido en una válvula de escape para los más de 60 agentes y oficiales de la Guardia Bolivariana que han desertado.

Es obvio, pues, que la actividad artística fue aprovechada no solo con el propósito de asistir a los venezolanos con alimentos y medicamentos, sino de ejercer presión psicológica contra los militares venezolanos leales a Maduro. Por supuesto que la quema de camiones cargados de ayuda tenía que evitarse, aunque la asistencia fuera rechazada.

Los sucesos, que costaron la vida a dos personas, tienen que prevenirse por todos los medios, no solo para evitar consecuencias peores, sino porque realmente no son el camino para una salida pacífica a la crisis de Venezuela.

Demostrado está que mientras más se le hostiguen y por aislados que estén por la comunidad internacional, más se radicalizarán Maduro y sus leales. Como han planteado México y Uruguay, dos de las naciones de la región que no han reconocido al presidente del Parlamento, Juan Guaidó, como encargado del Gobierno, la salida a la crisis venezolana tiene que ser a través de la negociación. Con un Maduro atrincherado y dispuesto a todo, no hay de otra.

El Nacional

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