Infernales
Cárceles Higüey
No solo en la cárcel preventiva de Higüey se ha instalado una violencia tan alarmante, que representa un duro cuestionamiento al sistema penitenciario.
De los últimos dos reclusos que han muerto en el recinto, uno fue ultimado por los propios reclusos porque no habría pagado un peaje en la celda. El drama del centro ha sido denunciado en más de una ocasión por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero sin ningún tipo de efecto.
Y como para colmo de males internos del Centro de Corrección y Rehabilitación Anamuya mataron la madrugada del lunes a un vigilante para fugarse del recinto. Los fugitivos no solo ultimaron al agente Víctor Abad Morales, sino que cargaron con su arma. Ahora no solo basta con la recaptura de dos fugitivos peligrosos, sino que es necesaria una revisión del sistema penitenciario tanto en Higüey como en el resto del país.
Para nadie es un secreto que por el hacinamiento y las precarias condiciones muchas cárceles constituyen una bomba de tiempo. Amén del protagonismo que han tenido reclusos y ex- reclusos en casos de violencia que han consternado a la población.
La muerte de Abad Morales es para que las autoridades no se engañen con la proclamación de una eficiencia que de hecho no existe en el modelo penitenciario.
Aunque lo aconsejable es que con la revisión del sistema también se aborden otros factores que inciden en que las cárceles estén repletas de presos preventivos. Al menos si en verdad se quiere resolver un problema y no aparentar otra cosa.

