Más preocupación
Sobre Ozama
El río Ozama ha muerto en algunas zonas y en otras el caudal se ha convertido en lodo. De tanto repetirse se ha convertido en un estribillo que la deforestación y la contaminación han diezmado la existencia de la corriente de agua dulce más importante de Santo Domingo. Sea por nostalgia o conciencia no dejan, sin embargo, de ser estimulante las iniciativas que se enarbolan para proteger y recuperar la fuente acuífera. Grandes empresas han emprendido importantes proyectos para sanear las márgenes del Ozama e impedir los vertidos de desperdicios. Pero también son significativos proyectos como el asumido por moradores de Don Juan y Frías I, Monte Plata, para repoblar de peces las zonas de la cuenca que todavía tienen agua. La intención no puede ser más beneficiosa no solo en cuanto al criadero de especies comestibles, sino al compromiso de involucrar a las comunidades en la protección del valioso recurso. Por todos los beneficios que tiene para la población, los sectores pudientes deben colaborar con la repoblación piscícola del Ozama. En la desembocadura del río, en los alrededores del puente flotante, todavía pueden verse varios pescadores lanzando el anzuelo en procura de alguna presa. Si las autoridades se involucraran más en proyectos como el de los moradores de las comunidades de Monte Plata es posible que la situación del Ozama fuera distinta. De la misma manera que se tiene que proteger la cuenca de la deforestación y la contaminación, de esa misma forma hay que luchar por su repoblación piscícola

