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Con el corazón

Los atletas dominicanos que han ganado medallas en competencias nacionales e internacionales merecen ser reconocidos no solo por las preseas, sino por el amor con que se entregan a sus disciplinas.

Con condiciones económicas tan espantosas, que salen a relucir cuando alguno de los deportistas alcanza alguna medalla, solo la vocación explica la gallardía con que se entregan en cada disciplina.

Los casos más llamativos han sido los de la pesista Estefanía Soriano, de Bayaguana, y el del luchador Josué Encarnación, en Azua.

Al publicarse las humildísimas casas en que residían las autoridades decidieron dotar de viviendas adecuadas a ambos atletas.

En esas mismas condiciones viven otros deportistas que visten los colores nacionales, pero que no han tenido la suerte de alzarse con alguna presea.

Tras las 40 medallas en los Panamericanos de Lima, deportistas de San Juan han reclamado a la alcadesa Hanoi Sánchez cumplir la promesa de dotarlos de un solar que les hizo cuando los juegos de Medillín, Colombia, para que el Invi les construya las viviendas.

También la pesista Beatriz Pirón reclamó la casa que se le había prometido al ganar medalla de plata en los Panamericanos.

Las condiciones de esos atletas que se entregan con tanto amor y dedicación a sus disciplinas deben tomarse en cuenta en las celebraciones por las medallas que aportan al país. Son verdaderos héroes al olvidarse de las precarias condiciones en que viven para competir con gallardía.

El Nacional

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