En Bolivia
Malos indicios
Bolivia está en los umbrales de una crisis social y política de impredecibles consecuencias de confirmarse una victoria del presidente Evo Morales en la primera vuelta de las elecciones del domingo. Tras la reanudación del conteo, después de interrumpirse por unas 20 horas cuando se había computado cerca del 84% de las boletas, el candidato oficialista amplió la ventaja de ocho a alrededor de 10 puntos sobre su más cercano contendor, el expresidente Carlos Mesa.
La Organización de Estados Americanos (OEA), el propio Mesa, la comunidad internacional y sectores populares no han tardado en calificar de suspicaz e incluso de fraudulento el conteo de los votos.
Ha salido a relucir que el Tribunal de Elecciones está integrado por los mismos jueces que validaron el derecho de Morales de optar por un cuarto periodo de Gobierno después de perder un plebiscito. La tensión se ha instalado en Bolivia ante la posibilidad de que Morales pudiera ser proclamado como vencedor de la primera vuelta.
En principio se había dado como un hecho una segunda ronda, que se fijó incluso para el 15 de diciembre, tras los resultados que daban un 45.7% al actual mandatario y un 37.8 a Mesa. Los seguidores de Morales se han movilizado para celebrar su victoria, mientras los opositores lo han hecho para denunciar un fraude.
Morales no las tenía todas consigo en el balotaje toda vez que otros dos contendientes que en conjunto alcanzaron alrededor de un 13% se habían identificado con Mesa.

