Regulación en Santiago cerdos a la puya
El cerdo a la puya que se vende en las calles de diferentes ciudades durante las navidades es una tradición que ha operado bajo las normas única y exclusivamente de los vendedores. Hasta que el Ayuntamiento de Santiago ha decidido intervenir para regular el comercio de lechones.
Ninguna autoridad, a pesar de los riesgos para la salud que representa el negocio al aire libre, parecía darse por aludida. Por el problema sanitario que plantea el negocio el alcalde Abel Martínez ha decidido regular la venta de cerdos en las calles de Santiago, so pena de sanciones contra los infractores.
En primer lugar solo se permitirá sacrificar y asar los animales en lugares que cumplan con determinadas condiciones de higiene. Y para operar el negocio se tendrá que contar con un permiso, que el Cabildo otorgará después de realizar los exámenes correspondientes.
En aras de la salud de los consumidores la medida es más que necesaria. De ninguna manera se puede dejar que a cualquiera se le ocurra instalarse en cualquier lugar para vender la carne de un cerdo cuyo estado de salud se desconocía, así como el lugar de sacrificio. La decisión del cabildo de Santiago es tan atinada que merece el respaldo de todos los sectores, comenzando por los propios vendedores.
Regular el negocio no puede verse como un obstáculo, sino como un control básico en la venta de un alimento procesado. Que el cerdo a la puya en la calle se haya constituido en una cultura no significa que tenga que operar sin sujeción a normas sanitarias.

