Presidente Haití
Bajo presión
El respaldo de la comunidad internacional al presidente de Haití, Jovenel Moïse, no ha bastado para contener las movilizaciones, cada vez más crecientes, en demanda de que deje el poder. Estados Unidos le lanzó un salvavidas con el programa de ayuda alimenticia que implementará en la nación, pero lo mismo que el diálogo promovido por organizaciones internacionales no ha tenido ningún efecto en los sectores populares.
En tanto crecen las protestas la gobernabilidad se torna más frágil y las perspectivas más inciertas. Los sectores populares y los partidos de oposición atribuyen a Moïse no solo beneficiarse de la corrupción con los fondos de Petrocaribe sino también de incompetencia para bajar la inflación y controlar la crisis económica.
De un tiempo a esta parte Puerto Príncipe y otras ciudades se han convertido en escenarios frecuentes de masivas movilizaciones, unas veces pacíficas y otras violentas, en reclamo de que el mandatario deje el poder. Si bien se prevé que la salida de Moïse antes que resolver la crisis la agravará, sus compatriotas no ven de momento otra solución para los problemas que agobian a la nación.
La salida de Moïse parece na suerte de obsesión para los haitianos. Con un panorama tan candente en la región, caracterizado por protestas en varios países, la crisis constituye un verdadero desafío para la comunidad internacional. En el caso haitiano las movilizaciones no solo reúnen a gente del pueblo, sino a sectores de los más variados estratos sociales. No se sabe lo que puede ocurrir.

