Objeción pacto
Fisura PRM
La unidad de criterio que aparentaba el Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha volado en pedazos con el inesperado rechazo de su secretaria general, Carolina Mejía, al acuerdo con la coalición que lidera Leonel Fernández para presentar candidaturas comunes en el nivel congresual en 24 provincias. La reacción de Mejía no se puede minimizar, toda vez que ilustra la ausencia de consenso en decisiones que comprometen a la organización que tiene como candidato presidencial a Luis Abinader.
La dirigente perremeísta basa su objeción en la responsabilidad que atribuye al líder de La Fuerza del Pueblo en el “grave deterioro que vive nuestra institucionalidad democrática, de la corrupción, impunidad e intervención dolosa en los diferentes poderes del Estado”.
Si se ponderan diferentes factores, la oposición de Mejía parece más personal que política. Conoce de sobra el alcance de un acuerdo que sin el voto de arrastre no compromete a la militancia del PRM con candidatos de trayectoria oscura.
Aunque Mejía dijo que respeta las decisiones que el partido estime políticamente convenientes su desacuerdo ha evidenciado fisuras en la unidad de la organización. De ninguna manera puede verse como un caso aislado de expresión de democracia en el partido opositor.
Tratándose de una dirigente tan comedida, que ha sabido medir sus intervenciones, su reacción sobre un pacto que potencia la posibilidad de un mejor desempeño electoral de su partido traduce malestar interno.

