Doloroso
Caso Emely
Mientras el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, ponderaba las medidas contra la violencia de género, como coincidencia del destino se reportaba el conmovedor asesinato de Emely Acosta, una jovencita de 16 años. El jefe del Ministerio Público cuestionaba que en los casos de feminicidios alrededor del 88% de las víctimas no reportaron amenazas ni violencia a que eran sometidas por sus parejas o exparejas.
Se trata de un aspecto en que las autoridades, más que nadie, deben reflexionar. Es posible que no haya la suficiente confianza por casos como los acuerdos con feminicidas o por la propia conducta de las autoridades ante otros escándalos todavía impunes.
Contra las críticas de distintos sectores, incluyendo oficiales, Rodríguez ponderó los supuestos avances de las 22 acciones del plan nacional contra la violencia de género implementado en los últimos dos años. Entre los avances citó la ampliación de la línea vida 809-200-1202 para denunciar maltratos, la remodelación de 19 unidades de atención a las mujeres y acuerdos que se han firmado con diferentes organizaciones.
Sin embargo, casos como el de Emely, quien cursaba el octavo grado de la primaria, sugieren una violencia que va más allá de las acciones oficiales contra la violencia de género. La jovencita, que residía en el sector Villa Pompa, de Sabana Perdida, habría sido ultimada por su novio o pareja, identificado por los familiares como Melvin Quezada. El caso es para no engañarse.

