De voluntarios
Gran labor
Mientras familias y amigos disfrutaban de comidas, bebidas y música en hogares, restaurantes o en algún centro turístico, miles y miles de voluntarios velaban por la seguridad de los que se emborrachaban o tenían que desplazarse por carretera a cualquier punto del territorio.
La labor de esos voluntarios, que renuncian a la tradicional festividad navideña para servir o velar por la salud e integridad física de sus semejantes no puede ser más encomiable.
El trabajo en las condiciones en que lo hacen los convierte en dignos de los más sinceros reconocimientos. Instalados en rústicos campamentos para prestar asistencia, orientando a conductores u ocupantes de vehículos sobre los riesgos y otras acciones con elevado sentido humano resumen la labor de esos voluntarios que se entregan en cuerpo y alma para prevenir fatalidades en estos días festivos.
A través del “Pacto por la vida, Navidad segura 2019”, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) desplegó un extenso programa para prevenir o minimizar los efectos de los desafueros en que se incurren en las fiestas navideñas.
La gente sabe las consecuencias a que exponen los sucesos, pero muchos carecen de controles para evitarlos. La razón, además, suele perderse en medio de la algarabía.
Los voluntarios tienen que lidiar hasta con los que se violentan. Lo que se le puede pagar a los integrantes del operativo es insignificante con relación a las privaciones sociales y familiares, así como al servicio que prestan a la población. Hay que tener un gran espíritu de servicio para esas labores.

