Cañadas, reto sanitario.-
Cañadas como Guajimía, Bonavides y El Arrozal no solo se erigen como desafíos para las autoridades ambientales y municipales del Gran Santo Domingo, sino que constituyen fuentes de enfermedades para los residentes en los alrededores de los focos de contaminación.
Los charcos de aguas negras y de todo tipo de desperdicios cuestionan tanto la inversión como el socorrido discurso oficial sobre el saneamiento y la recuperación de las cañadas. Se aduce que los cabildos carecen de recursos para enfrentar el problema, pero no de responsabilidad para que se agrave. La basura se deposita sin que nadie lo impida. Pero es posible que la falta sea más de buena voluntad.
En Santo Domingo Oeste, La Ciénaga y Los Guandules la gente tiene que soportar los malos olores y las plagas que emanan de cañadas que no han podido sanearse. Si los ministerios de Medio Ambiente y Salud Pública no coordinan con los cabildos, los programas oficiales, organizaciones ecológicas y vecinos un amplio programa de educación y recuperación las cañadas se mantendrán como focos de contaminación por los siglos de los siglos.
Además de la salud los depósitos de aguas negras representan una afrenta para el ornato y la vida comercial de los sectores. ¡Sabrá Dios cuál ha sido la magnitud de los efectos sanitarios causados por las aguas estancadas! En lugar de teorizarse o quejarse los distintos sectores que tienen que ver con el problema tienen que ponerse a una para enfrentarlo.

