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Áreas protegidas

 

Con o sin autorización del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la realidad es que áreas protegidas han sido utilizadas para sembradíos o proyectos habitacionales. Sin hablar de la depredación de las cuencas de ríos y arroyos para extraer materiales de construcción.

Al señalar un caso en la cordillera Central, la Fundación Acción Verde, de Santiago, afirmó que por primera vez desde la creación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, el país cuenta con 351 kilómetros menos de bosques por la eliminación del parque Manolo Tavárez Justo. Pero según la propia entidad se trata de un mal menor ante el asedio incontenible que desde hace tiempo “se ha ensañado contra los parques nacionales de Valle Nuevo y Sierra de Baoruco”.

En esas zonas se ha denunciado el fomento de la agricultura con aparente complicidad de autoridades a todos los niveles. Si es verdad que se han devastado bosques nublados para sembrar papas, fresas, cebolla, aguacates y otros rubros en desmedro de la seguridad hídrica las autoridades no deben dar la callada por respuesta. Se trata de un asunto muy grave.

Se aduce que en el pico Diego de Ocampo, un monumento natural, se han otorgado licencias para proyectos en humedales localizados en Boca de Yásica, parque del Este, Guaraguao y el parque Cotubanamá.

El Ministerio de Medio Ambiente, tan cuestionado por su aparente permisividad frente a los atentados ecológicos, debe aclarar cuál es la real situación.

El Nacional

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