Policías y soldados
Conflicto Haití
La violencia en Haití, siempre latente, no deja de causar más preocupación en esta parte de la isla por las consecuencias migratorias que entrañan los conflictos sociales en una nación plagada de toda suerte de vicisitudes.
En las últimas horas la capital haitiana ha sido sacudida por jornadas de protestas, barricadas y paralización de las actividades comerciales, además de un perturbador enfrentamiento armado entre militares y policías. Antes que colaborar para garantizar la estabilidad y la seguridad en la nación, la comunidad internacional optó por abandonarla a su suerte.
Tras la partida de la misión de las Naciones Unidas la violencia se ha disparado en el territorio. La alerta sonó cuando el domingo policías vestidos de civil y con capuchas atacaron el cuartel de las Fuerzas Armadas, dando lugar a una balacera que saldó con dos muertos y varios heridos.
Como si no fuera bastante preocupante tampoco se trató del único incidente aterrador de estos días. Los agentes también atacaron la sede de Radio Televisión Caribe e incendiaron varios vehículos como parte de supuestas protestas en demanda de mejorías salariales, el derecho de crear un sindicato y otras reivindicaciones laborales.
Por lo tenso que se ha tornado la atmósfera el Gobierno suspendió la celebración del carnaval para evitar un baño de sangre. Por más alerta que se pueda estar por aquí la inestabilidad social y política en Haití será siempre motivo de preocupación, amén de merecer la atención de la comunidad internacional.

