Opinión

Rafael Cantisano Arias

Rafael Cantisano Arias

El pasado martes 24 de agosto, el país despidió a uno de sus hombres que se dedicó toda su vida a la medicina, la historia y a la democracia. Me refiero al Dr. Rafael Cantisano Arias, quien falleció a la edad de 90 años. Toda una vida dedicada a la generosidad en el mundo de la medicina.

Tío Rafael nació en Santiago en 1927. Ambos estudiaron en la Academia Santa Ana en Santiago, y luego Cantisano estudió medicina en la Universidad de Santo Domingo, graduándose en 1951.

Después de graduado, ejerció la medicina en el Hospital José María Cabral, y su generosidad la llevó a Mamey, La Isabela, Puerto Plata, en donde ejerció la medicina por casi toda su vida, e hizo aportes importantes a la historia de ese municipio.

Después de la caída de la tiranía, se convirtió en el primer presidente del Colegio Médico Dominicano en Santiago, en 1964. En 1963, publicó una obra extraordinaria: “Santiago y sus servicios médicos desde la colonización hasta 1930”, bibliografía obligatoria para todo el interesado en saber la historia de la medicina en el país.

Escribió luego otras obras, de igual importancia, como Apuntes sobre la Isabela, la medicina en Montecristi, y la medicina folklórica en el país. Fue el primer director de la Carrera de Medicina de la PUCMM en Santiago.

Su amistad con mí tío, Pedro Jorge Blanco, hizo una combinación perfecta en la historia de la medicina de Santiago. Mientras mi tío Perucho era un patólogo forense experimentado con su laboratorio clínico, “Dr. Pedro Jorge Blanco”, que felizmente está dirigido hoy por su hija Carmen Dolores Jorge Prats, mi tío Rafael tenía siempre lleno su consultorio, atendiendo a todos los pacientes, sin distinción, que venían desde todo el país. Ambos hoy están en el cielo.

Tío Rafael fue un demócrata a carta cabal. En la Revolución de Abril, en donde Santiago fue eje crucial con la clase media profesional, Cantisano fue presidente de la Cruz Roja en 1965, y, en esa condición, tuvo destacada participación en el rescate de los supervivientes del Hotel Matum.

Su vida íntegra estuvo siempre con amor, cuidado y extrema dedicación por los demás. Su legado es extraordinario.Mis condolencias a Tía Teresita, maestra de siempre, y a la familia Cantisano Rojas.

El Nacional

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