Acaba de visitar el país una misión canadiense de altísimo nivel, con el fin de promover el comercio, la inversión, industria, turismo, cooperación e intercambio de corrientes innovadoras y científicas que marcaran la reactivación de la relación entre dominicana y Canadá.
La autora de este milagro, a apenas seis meses de gestión, es la embajadora Michelle Cohen y si reseño esta visita organizada por esta joven diplomática, con una vasta experiencia organizativa y profesional, es porque demuestra lo que se puede hacer cuando en el servicio exterior no predomina la desidia, la falta de conocimiento, o sencillamente un gris laborantismo.
Lamentablemente, hemos visto pasar por Cancillería todo tipo de especímenes, muchos en búsqueda de riquezas para lo cual no vacilan en privar la empleomanía de sus embajadas desde el papel sanitario hasta el agua y el café. Ni hablar de costear las llamadas de las embajadas con sus propios teléfonos o vender visas.
Todavía recordamos “El Chino”, apodado así porque fue sorprendido en la frontera tratando de cruzar a cinco nacionales de ese país.
Cuando lo arrestaron se quejó diciendo que el solo se había ganado cinco millones de dólares, demandando porque no arrestaban a otros, lo cual hoy, frente a las sumas que se barajan hoy en los juicios por corrupción, suenan como cheles.
La misión empresarial que nos visitó desde Canadá era mixta y multilateral y vino para la identificación de nuevos nichos en turismo, ciencia y tecnología, comercio, seguridad social, minería, y agua potable, entre muchos otros temas, que se discutieron en las múltiples visitas a los ministerios, incluyendo la Presidencia, Cancillería, CASD, INAPA, Ministerio de Defensa, Interior y Policía, Consejo de Zona Franca, Comisión Dominico Canadiense, Cañada de Guajimía, y la Secretaría de Turismo.
Acompañando a Michelle Cohen en esta misión estaba Sylvia Casareto, embajadora directora general para América Central y El Caribe, y, desde luego, Christine Laberguer, embajadora canadiense en Republica Dominicana.
Fueron cuatro autobuses, con ejecutivos de corporaciones, altos funcionarios gubernamentales canadienses, personal técnico de distintos ministerios, que recorrieron las instancias gubernamentales expresando su confianza en que ahora, por fin, se superara la inactividad de previos empleados de embajadas dominicanas, un logro de la actual gestión en su selección de jóvenes capaces para el desempeño de la diplomacia dominicana.
Ojalá que esta proeza de Michelle Cohen, que ya implementó con tanto éxito en Pro Competencia que la cancelaron, se repita y que la juventud de los viceministros que la acompañan no se traduzca en arbitrariedad ni en prepotencia.

