Reportajes

Rebelión padre Polanco, cura Higüey, contra el gobernador del Arzobispado

Rebelión padre Polanco, cura Higüey, contra el gobernador del Arzobispado

El padre Eugenio Polanco Velázquez era un sacerdote culto, nacido en Santo Domingo a mediados del año 1861 y ordenado en marzo de 1885 por monseñor Bernardino de Milia. Sirvió al curato de Higüey a título de párroco. En Caracas, adonde fue acompañando al delegado apostólico, conoció a la señorita Rosa Duarte, hermana del padre de la patria Juan Pablo Duarte y le dedicó un soneto.

En el mes de agosto de 1893, hace ahora 150 años, fue protagonista del primer conflicto interno registrado en la parroquia de Higüey, luego que el sacerdote resistiera una suspensión “a divinis” dispuesta por el gobernador eclesiástico del Arzobispado de Santo Domingo, reverendo Apolinar Tejera, a quien meses antes Polanco había sustituido en la dirección de la curia.

Con el propósito de boicotear la solemnidad de la primera actividad de Polanco en la parroquia de Higüey, precisamente un 21 de enero, día central de las festividades de la Virgen de la Altagracia, el reverendo Tejera rechazó una solicitud de fondos sometida con tres meses de antelación para la organización de las fiestas.

“Si las fiestas del 21 de enero no quedan muy solemnes, es porque el Señor Gobernador Eclesiástico, Apolinar Tejera, antes cura de esta parroquia, negó la autorización para hacer los gastos de dichas fiestas, la cual autorización se le pidió desde el mes de noviembre”, expresó el ciudadano Moisés García Mella en un manifiesto público dirigido al país en defensa de Polanco. En represalia, Tejera ordenó la suspensión de Polanco mediante oficio de fecha 4 de marzo de 1893, cuyo texto es el siguiente:

“Por el presente oficio, venimos a suspender a Ud. ‘a divinis’, debiendo en el más breve término presentarse ante esta Curia Arzobispal, a dar cuenta de su conducta. Lo que participamos a Ud. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a Ud. Firmado: Gobernador Eclesiástico Apolinar Tejera”.

A continuación el texto de la respuesta del P. Polanco al gobernador Tejera:

“He leído el oficio de Ud., de fecha 4 de los corrientes. Pues bien: como ese término CONDUCTA puede prestarse a muy torcidas interpretaciones, y que acciones tachables hay en mi conducta, por lo cual deba yo dar cuenta, tenga Ud. la bondad, Señor Gobernador, de decir por qué motivo me suspende Ud., pues ignoro que haya dado yo ninguno. Ud. sabe que la suspensión, como toda pena, no debe imponerse sin expresar las razones que ello impulsan.

“Vea Ud., Señor Gobernador, lo que dice el Derecho Canónico sobre el particular: Aunque para la suspensión no se requiere tan grave culpa como para la excomunión y el entredicho, sin embargo, no se debe imponer sin causa, la cual ha de expresarse NECESARIAMENTE en el mandamiento judicial en que se fulmine la suspensión. (Devoti, Inst. Can.T.II, Pág. 325, párrafo 4to). Por consiguiente, exprese Ud. las razones que tiene para suspenderme, pues mientras no lo haga así no me consideraré como suspendido. De Ud. Atento servidor”.

La misiva de Polanco encolerizó al Rev. Tejera, quien montado en ira, en fecha 28 del mismo mes de marzo, le dirigió el oficio No. 2415, que dice así:

“Hemos recibido su irrespetuoso oficio del 13 de este mes, por el cual se niega Ud. a acatar las órdenes de comparecencia ante esta Curia Eclesiástica, que le hicimos en fecha 4, como también a someterse a la pena de suspensión ‘a divinis’ que en la misma fecha tuvimos a bien imponerle.

Y extrañamos sobre todo semejante proceder por parte de Ud. y el cual lamentamos con todas las veras de nuestro corazón; volvemos nuevamente a reiterarle ambas disposiciones, esperando que esta vez, libre Ud. de toda ofuscación, y poseído del buen espíritu sacerdotal, se someta inmediatamente a las órdenes que le comunicamos en virtud de nuestra legítima autoridad, reservándonos imponerle aquí el condigno castigo que debe Ud. sufrir por su rebeldía y desobediencia. Dios guarde a Ud.”

La nueva respuesta de Polanco a la autoridad eclesiástica dice, entre otras cosas: “Califica Ud. de irrespetuoso mi último oficio. No hay en él ni un solo término que merezca ese calificativo: no he hecho más que defenderme, exponiendo razones muy legales; pues no habiendo en mi conducta nada de tachable, cualquier que me viese presentarme ante la Curia Arzobispal, suspenso y dizque a dar cuenta de mi conducta, tendría que imaginarse que yo la he tenido mala, siendo así que la he observado como la he observado, muy intachable. Dígalo el pueblo de Higüey, si no es así”.

“Y para concluir diré a Ud., Señor gobernador, que no creo justa, ni mucho menos, la suspensión que Ud. me impone, y por consiguiente, NO LA ACEPTO. Y si Ud., sin dar yo motivo, ha tenido a bien imponérmela, así yo a mi vez tengo a bien manifestarle a Ud. que RENUNCIO PARA SIEMPRE AL ESTADO ECLESIÁSTICO, QUE NO SOY MÁS CLÉRIGO, NI ESTARÉ YA MÁS BAJO LA DEPENDENCIA de Ud.”

Días después de la renuncia Polanco, acompañado de su amante y el padre de ésta, se trasladaron a Sabana de la Mar, donde celebraron su enlace matrimonial. El matrimonio se efectuó allí porque el oficial civil de Higüey requirió del gobernador provincial la autorización correspondiente la cual fue negada.

por:  CHICHí DE JESúS REYES

Sudelka Garcia

Periodista de El Nacional Digital