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Reciprocidad diplomática

Reciprocidad diplomática

Elvis Valoy

La diplomacia es una calle de doble vía. Lo que tú, como Estado, me concedes, te lo devuelvo en trato semejante. Las garantías, beneficios y sanciones que un Estado otorga a la ciudadanía de otro, deben ser gratificados de la misma manera por la contraparte. A esto se le llama en la diplomacia el Principio de Reciprocidad.

Elaborado en el siglo XVII para agilizar el intenso comercio internacional existente en esa época, el Principio de Reciprocidad se define en la diplomacia como la costumbre de un Estado en darle un trato semejante al que recibe de él.
Es lamentable que naciones hermanas y pertenecientes a un mismo continente y hasta con acuerdos comerciales, estén crispando sus relaciones diplomáticas. Y es lo que está pasando entre Honduras y Costa Rica en estos últimos días. Las contradicciones internacionales han llevado al gobierno hondureño a aplicarle este principio a su homólogo costarricense.

Hay que reconocer que la administración de la presidenta Xiomara Castro no se anda por las ramas a la hora de defender los derechos de su pueblo en la arena mundial, y acaba de «pagarle con la misma moneda» a su par de Costa Rica, Rodrigo Chaves, exigiéndole visa de entrada a los ticos, por estos igualmente imponer autorización oficial a los catrachos si quieren ingresar al país de «pura vida».

A partir de este martes, los dos pueblos centroamericanos requerirán del permiso correspondiente para viajar. La aplicación del Principio de Reciprocidad por parte de los hondureños se tomó luego de que el gobierno tico informara que personas procedentes de Honduras, Venezuela, Nicaragua, Colombia y Ecuador, necesitarán visas para acceder a su territorio, y la reacción catracha fue automática y sin rodeo, comunicando su Secretaría de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional la información de la autorización consular.