El presidente Danilo Medina dispuso reducir de 12 a 10 por ciento las tasas de interés a los préstamos productivos para el sector agropecuario que otorga el Banco Agrícola, lo que representa una nota de alivio para miles de productores agrícolas y pecuarios.
Se da por hecho que la medida presidencial será refrendada por el Consejo de Directores del Agrícola, que entraría en vigencia de manera retroactiva al primero de noviembre, basado en las seguridades ofrecidas por el administrador, Jorge Segura Foster, de que no afectaría su desempeño.
Lo aconsejable sería que las tasas de interés bancarias estuvieran regidas por el propio mercado financiero, pero en el caso del Banco Agrícola, su misión principal es promover el desarrollo de la agropecuaria y no la de obtener mayor rentabilidad.
Es por eso que se valora la reducción en el costo del financiamiento que esa institución ofrece a medianos y pequeños productores, la mayoría de los cuales tienen vedado el acceso al crédito de la banca formal, que por demás se vuelven inaccesibles por las elevadas tasas de interés que ofertan al campo.
El Directorio del Bagrícola está compelido a establecer que la reducción en los tipos de interés a préstamos productivos, no representa ningún perjuicio para esa agencia oficial, como también debe reclamar seguridades de que la tasa de retorno de esos créditos se mantendrá en niveles aceptables.
La agropecuaria no podría avanzar en términos de producción, productividad y acopio tecnológico, sin un cabal acceso al financiamiento, por lo que Gobierno y Autoridad Monetaria están en obligación de promover crédito barato al campo.
Se ha demostrado que cuando el Gobierno acude en auxilio de los productores, la producción aumenta significativamente y el mercado, además de suficientemente abastecido, se desempeña con precios asequibles a los consumidores, como ha sido el caso de la pignoración del arroz con financiamiento a intereses bajos.
Se resalta que con la reducción de tasas en el Bagrícola, el Gobierno ha dado otro paso hacia adelante en la tarea de democratizar el crédito público y privado en favor del desarrollo del campo, que significa también promoción de equidad social y económica, gobernanza y consolidación de la democracia.