Son envenenadas las recetas que formula el Fondo Monetario Internacional como forma de estabilizar la economía popular. Sus recomendaciones buscan mejorar la macroeconomía, pero llevan a la mayoría a sufrir sus consecuencias.
No hay equilibrios entre las reformas impositivas, los capitalistas y el hombre de a pie. Todo al final termina penalizando al de menores recursos económicos.
Insiste de nuevo en la importancia de una reforma fiscal, lo cual es un trago amargo. No hay condiciones en el país para realizar una reforma impositiva. Ya el pueblo está cargado de impuestos, que suben los precios de los alimentos y los servicios.
Los técnicos del FMI parece que siempre tienen lentes oscuros, para no ver la realidad de los países donde hacen estudios económicos. Pasan por las avenidas con los vidrios entintados subidos, y desconocen la suerte y realidad de los excluidos. Toda reforma fiscal debe ser postergada. Hay un costo social demasiado alto. Con cualquier reforma llegaría la inconformidad social, y el consenso se iría a la vorágine.
Tampoco hay condiciones para eliminar subsidios. Cierto que en muchos casos las subvenciones no dan los resultados planificados. Bueno consignar es el del transporte, donde se protege el combustible de los choferes, pero éstos no respetan a los usuarios.
Por el contrario, con el subsidio en las manos los choferes aumentan unilateralmente los pasajes, acortan las rutas y violan la mínima ley de tránsito.
Se podría revisar los subsidios al transporte de los choferes, y obligarlos a que cumplan con un programa de mejoramiento del servicio, no aumento de tarifa y de responsabilidad ciudadana.
También hay subvenciones a rubros agropecuarios, pero los productos siguen llegando caros a la mesa de los dominicanos. Debe lograrse el equilibrio, si hay entrega de subsidios no pueden estar tan caros los comestibles.
Sobre el pacto eléctrico en medio de apagones generales, no es el momento para resucitar un programa que no tiene fuerza de sustentación. El precio de la electricidad debe ser controlado y eliminar los apagones. Con tarifas altas fijadas de modo antojadizo y apagones constantes, hay que ir con mucho cuidado a plantear un pacto eléctrico. Sobre todo se debe definir con claridad a quien beneficia y a quien perjudica.
Ve el FMI una mejoría de la economía dominicana para el venidero año. La proyección es bienvenida, pero tómese en cuenta que vendría en medio de la reforma fiscal y eliminación de subsidios. Una medicina difícil de tomar.
Por: Manuel Hernández Villeta

