El discurso de rendición de cuentas del presidente Luis Abinader sobre su ejercicio del 2023, conforme al mandato constitucional de los artículos 114 y 128.2.f, cumplió el cometido de la Carta Magna y siguió la tradición de servir para destacar resumen de datos, anunciar obras y proyectar cifras acumuladas.

La alocución de 1:56 hora fue la última de esta gestión, casi de igual duración que las otras, bien estructurada para exponer logros, con un tránsito inicial desde la exaltación histórica de la fecha hasta el cierre emotivo y vibrante sobre los valores que le inspiran y que asocia a prohombres de la independencia.

La parte medular tocó la economía para resaltar bonanzas y la reconocida estabilidad macroeconómica, énfasis en buenos indicadores como el PIB, reducción de deuda pública, disciplina fiscal, avances en calificación de riesgo e impacto de estos resultados para mejorar calidad de vida y bajar la pobreza.

Abinader resaltó su desempeño positivo en agricultura, zonas francas, turismo, salud, educación superior, infraestructura vial, decenas de obras públicas realizadas y por hacer, incluyendo verja frontera, y mejora del empleo, aumentos salariales, todo comparado con 2020, para marcar diferencia política.

El aspecto educación pareció eje transversal del discurso y gestión del mandatario, lo que puede evidenciarse en apoyo a la educación superior pública, énfasis en este aspecto como pilar del proceso de transformación de la Policía, facilidades de transporte a estudiantes y mejora de resultados en pruebas PISA.

El componente político y alusiones indirectas a la “Era del PLD” con comparaciones que dejan mal parados a desplazados del gobierno en 2020, son una estrategia para consolidar simpatías de cara a elecciones de mayo, empujar la reelección y apuntalar el resultado del 18F como señal para conservar el poder.