Opinión Articulistas

Respuesta: A Inquietudes Diplomáticas

Respuesta: A Inquietudes Diplomáticas

Manuel Morales Lama

¿Cuáles son los alcances de las acciones paradi­plomáticas, y cuál es su carácter, en el ámbito de las relaciones inter­nacionales contempo­ráneas?

La actividad internacio­nal de los “gobiernos no centrales”, denominada paradiplomacia, es ac­tualmente objeto de un considerable interés. Ta­les acciones dan cuen­ta de nuevas aristas de la realidad internacio­nal con la emergencia, en este ámbito, de acto­res “subnacionales” que suelen establecer con­tactos permanentes o “ad hoc” con entidades públicas extranjeras con el propósito de promover “aspectos socioeconómi­cos y culturales”.

Como ejemplos ilustrati­vos de acciones interna­cionales de “gobiernos no centrales”, se pueden señalar las realizadas por Quebec (Canadá), el País Vasco (España) .Asimismo Puerto Rico (“Estado Libre Asociado” de EE UU), entre otros. Igualmente, constata Aranda, se enmarcan en tal dinámica, condicio­nadas por particularida­des, “las relaciones trans­fronterizas” establecidas entre las regiones chile­nas de Tarapacá, Arica y Parinocota y sus pares de Perú y Bolivia.

Debe resaltarse, en di­chas acciones la partici­pación de los Ministerios de Relaciones Exteriores, por corresponderle ga­rantizar fiel observan­cia del principio de uni­dad de acción exterior del Estado .Asimismo, en la coordinación de la acción exterior de las regiones.

En efecto, en Chile existe una unidad dentro de su Cancillería, denominada Dirección de Coordinación Regio­nal (DICORE), con res­ponsabilidad de apoyar y coordinar a las regiones y municipios de Chile en la realización de proyec­tos e iniciativas interna­cionales. Igualmente, la DICORE facilita la vincu­lación de los gobiernos regionales y locales con la propia Cancillería y, consecuentemente, con la red de embajadas, mi­siones permanentes y consulados.

Procede precisar que, fundamentándose en el nivel de los vínculos esta­blecidos entre las diver­sas “unidades diferen­ciadas” y el estatus de los actores que interactúan en la dinámica de la polí­tica internacional, se han establecido, gradaciones que van desde la paradi­plomacia, continuando con la protodiplomacia, hasta llegar a las relacio­nes diplomáticas plenas ( tratadas ampliamente en columnas precedentes).

Debe puntualizarse, que la paradiplomacia se re­fiere, básicamente,

a las gestiones, procesos y redes mediante los cua­les los “gobiernos subna­cionales” buscan estable­cer vínculos y contactos de cooperación con go­biernos centrales extran­jeros o bien con otros “go­biernos subnacionales”.

Los objetivos de tales ac­tividades allende las fron­teras nacionales, suelen ser el comercio exterior, búsqueda de inversiones, el turismo, protección del medioambiente, in­tercambios culturales, y deportivos. Igualmente, otros asuntos de impor­tancia regional y temas políticos “de segundo ni­vel”.

En lo relativo a las citadas gradaciones, en el ámbi­to de la paradiplomacia, se califica como proto­diplomacia a las gestio­nes en el extranjero de un “gobierno no central” con la particularidad de “que ofrece un mensaje, más o menos separatista” (Du­chacek). Es decir, son ini­ciativas y actividades de un “gobierno subnacio­nal” que aspira a estable­cerse como Estado plena­mente soberano.

Por último, en lo relativo a las denominadas mi­siones paradiplomáticas, conforme lo establecen tratadistas contemporá­neos, son aquellas repre­sentaciones que aunque desarrollan actividades que podrían considerarse, de cierto carácter diplo­mático en su contenido, no son por su naturaleza misiones diplomáticas, al no responder a los reque­rimientos de las mismas en cuanto al régimen ju­rídico por el que se rigen.