En los últimos años, el afán por llevar la tecnología a todos los procesos industriales, dejando en un segundo plano la mano de obra humana, ha pisado el acelerador. Lo que ha dado al traste con la implementación de humanoides, exoesqueletos e ingenios electrónicos.
Las máquinas empiezan a tomar las riendas del futuro empresarial y los expertos en la materia ahora se empeñan en transmitir el mensaje de que vienen a colaborar y no a sustituir.Sin embargo, muchos estudios apuntan a la pérdida masiva de empleo como consecuencia directa de la utilización de robots.
De hecho, su influencia llega tan lejos que en Japón ya se plantean presentar como candidato a la alcaldía de un distrito de Tokio a un robot para acabar con la corrupción.
La mecanización de los procesos industriales lleva décadas involucrándose en los procesos productivos. «Va a más», recalca Alexandre Saldes, de Pal Robotics, quien asegura que el mercado español está «apostando por la automatización».
Además de reducir costos, los robots industriales prometen que no sustituirán a los empleados, sino tan solo ciertos trabajos.
Entre sus virtudes, los expertos destacan la posibilidad de «mejorar la ergonomía» de los trabajadores o la realización de tareas que el operario «no quiere hacer» como, por ejemplo, el control inventario o funciones repetitivas propias de una fábrica. «Evidentemente, hay tareas que se van a suprimir, pero serán las de bajo valor», aseguran.
En el último siglo las máquinas se han hecho un hueco en las diferentes industrias manufactureras, pero en la última década se han acometido importantes cambios gracias a la Inteligencia Artificial y los modelos de «machine learning» o aprendizaje automático.
Desde el punto de vista del empresario, Saldes cree “que si las empresas quieren competir con otros rivales extranjeros es necesario pensar en los costos”.
«Este tipo de robots son colaborativos y están diseñados para realizar operaciones muy repetitivas y que pueden ocasionar una lesión al empleado, sugiere Juan Fernández, de Robotplus. «Muchas labores son de carga, lo que puede generar un problema físico. Estas máquinas están preparadas para sustituir las operaciones muy repetitivas y que no sean ergonómicas, para que las personas podamos utilizar la parte cognitiva», señala.
Jaime Burgos, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, manifiesta, sin embargo, que los avances en robótica está aún «en pañales» y es algo que todavía es «prematuro» afirmar que vivimos en una época robotizada.
En su opinión, hay mucho miedo a que los robots acaben dominando la sociedad, pero en general cree que esa visión apocalíptica no se ajusta a la realidad.
«Las máquinas están aquí para, precisamente, que no tengamos que hacer trabajos que no nos gusten o no queramos. Mucha gente le tiene miedo a que nos sustituyan completamente y que no tengamos un papel principal en la vida.
Por lo general, por ahora, la tecnología no se encuentra en el nivel para implementarse directamente y que nos quiten los puestos de trabajo, no así para ayudar. De momento está más para colaborar y ayudar a la gente», añade.
El miedo creciente entre los trabajadores sobre el futuro intrusismo laboral tecnológico se va extendiendo como la pólvora ante el empuje de la Cuarta Revolución Industrial.
Pero la idea es tomar conciencia de que estas máquinas van a dejar de estar encerradas y van a empezar a convivir de manera regular en las plantillas, como un compañero más. De momento, los compañeros robots son fáciles de manejar, colaborativos, seguros e incluso más amables, afirman. Los siguientes capítulos están aún por escribir.
Fuentes:
Efe y ABC Tecnología