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Ruidos innecesarios

Ruidos innecesarios

La palabra ruidos, de acuerdo al infinito Wikipedia, se denomina como “la sensación auditiva inarticulada, generalmente desagradable”, la que produce molestias y una serie de sentimientos brusco ya sea a la persona receptora o a la sociedad misma.

Sin embargo, cuando este tipo de accionar auditivo se extrapola al plano político y gubernamental, el mismo se torna más que desagradable, preocupante; sobre todo, si el mismo proviene de un litoral que por años enarbolaron la bandera anti corrupción para perjuicio de sus antecesores.

Desde casi inicio de la presente gestión gubernamental, se viene olfateando un mal sabor en algunos de los que forman o han formado parte del equipo de funcionarios del actual gobierno; creando una enrarecida atmósfera, principalmente en los diversos círculos y sectores pensante-políticos y empresariales del país, generando una negativa imagen en una administración que lo que más necesita en estos momentos, es precisamente una amplia escalada de buena opinión pública.

Muchos funcionarios no les han cogido las señas al Presidente Luis Abinader, y como “chivos sin ley”, como decía mi inolvidable maestra Nelly Cabral, en mi inolvidable “primero chipa” del 77, hacen y deshacen; no sabiendo, que además del mandatario, quien no está cogiendo corte, todo aquello que huela al descrédito de su figura política, la misma sociedad se ha convertido en fiera guardiana de lo que se entiende por derecho le pertenece.

Ya han sido destituidos 8 funcionarios del primer nivel, y de acuerdo una nota del periódico Hoy, “el presidente ha destituido a otros 588 funcionarios, directores y subdirectores en su mayoría, de distintas instituciones. La mayor cantidad pertenece al cuerpo diplomático”.

El Presidente, debe tener un “cuerpo elite pensante” y profesionalizado en la materia, para que cuando se vayan a tomar decisiones, sean estos los que puedan dar las recomendaciones de lugar, pues, como he dicho; el mandatario luce solitario en medio de una densa atmósfera que de no manejarse con un timón de manos duras aquí podría pasar cualquier cosa.