El proyecto de construcción de dos plantas generadoras de electriciad en Punta Catalina, Baní, recibe un impulso decisivo con la aprobación en la Cámara de Diputados de un préstamo por 685 millones de dólares, destinado al financiamiento de esas obras que generarían en conjunto 674 megavatios.
Se trata del primero de dos empréstitos que ha contratado el Gobierno a través del Ministerio de Hacienda con el Banco de Desenvolvimiento Económico y Social (y la constructora Norberto Odebrecht, de Brasil. El otro empréstito sería por US$500 millones.
Ese parque, que operará a base de carbón mineral, producirá el 35 por ciento de la demanda de electricidad, a partir del 2017, por lo que se supone que impulsaría la transformación de todo el esquema del parque energético que deberá emigrar desde el uso de combustibles fósiles al carbón o gas natural.
La Corporacion de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) prevé que el precio del kilovatio ofertado por esas plantas sería muy inferior al promedio que se comercializa en la actualidad, por lo que el retorno de la inversión se completaría en unos cinco años.
Las autoridades también garantizan que esas generadoras se construyen conforme a los mejores estándares mundiales de preservación del medio ambiente, aun cuando el combustible que la alimentaria es carbón mineral, que se utiliza para alimentar al 40% de las plantas que operan en Estados Unidos.
Gobierno e intervinientes en el sector eléctrico deberían saber que la población y su economía global incurren en gran sacrificio con el financiamiento de esas plantas por vía de empréstitos y erogaciones presupuestales que ascienden a más de dos mil millones de dólares.
Se trata de un patrimonio estatal que no debería ofertarse a precio de vaca muerta a insaciables intereses privados que irían a las negociaciones de un eventual pacto eléctrico como el que asiste a una feria de oportunidades de negocios.
El Gobierno escogió afrontar la crisis eléctrica por la vía de operar plantas de generación, por lo que su obligación es recorrer ese camino sin repentinas desviaciones, pues de lo que se trata es de motivar que la iniciativa privada se ajuste a un mercado transparente y eficiente. Que no se repita la historia de atajar para que otro enlace.