Las protestas en el área de la salud tienen que ser detenidas. Lo ideal es que surja y florezca el diálogo y la concesión. Los que más sufren en un paro de labores son los pacientes pobres, que se ven imposibilitados de ir a una clínica privada.
Casi todos los paros de médicos y enfermeras se dan en la búsqueda de un mejor salario, y más cómodas horas de trabajo. Tiene que haber diálogo para tratar esos temas entre los gremios de médicos, enfermeras y el ministerio.
Cierto que a los médicos se les ha mejorado el salario, pero quedan otros temas a tratar como los aumentos a las pensiones e incentivos para los especialistas. En la situación económica del país, no es de esperar reajustes generales de salarios.
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Las enfermeras y auxiliares de enfermería tienen sueldos deprimidos, y es de justicia aumentarles. Ahora, hay que rechazar que hagan paros y que suspenden los servicios. Las enfermeras y enfermeros son vitales en dar seguimiento al estado de salud de los pacientes.
Los médicos y las enfermeras que trabajan en el sector salud harían bien en esperar el prometido aumento de salarios para los empleados públicos que anunció el presidente Luis Abinader.
En ocasiones hay un manejo explosivo de las relaciones de los médicos y el ministerio de Salud Pública. Ambos deberían encaminar sus demandas por medio del diálogo. Se pueden habilitar más hospitales, pero también se necesita la cordura y la dedicación al trabajo de los integrantes del sector salud.
Se habla de salarios mínimos y colaterales aumentados, donde bien encajarían las enfermeras. En ese aumento es de justicia que el presidente tome en cuenta a todos los pensionados, no importa del trabajo que realizaron.
En el sector público hay salarios y pensiones hasta de ocho mil y diez mil pesos mensuales, lo que obligatoriamente debe de ser reajustado en los próximos meses. Hay sueldos competitivos entre los empleados públicos que no deben ser tocados.
La gran mayoría de los médicos y maestros tienen hoy salarios que compiten o están por encima a los del sector privado. Esto deben verlo y sopesarlo en sus demandas. Todo el mundo tiene derecho a buscar reivindicaciones, pero sin tremendismos y sin chantajes
Lo que nunca se puede permitir es que las demandas por un mejor salario pongan en peligro la vida y la seguridad de pacientes de hospitales públicos. Lo mismo es con las escuelas. Nunca se deben suspender las clases para protestar y buscar conquistas sociales.
Manuel Hernández Villeta