Editorial

Santiago es Santiago

Santiago es Santiago

Santiago ha resuelto unirse para prevenir y combatir la inseguridad, violencia y criminalidad que agobia a esa provincia, ejemplo de responsabilidad ciudadana que debería ser emulado por toda la sociedad.

Unas 56 instituciones públicas y privadas de la Ciudad Corazón acordaron endosar la “Declaración de Compromiso de Santiago para la Seguridad”, una guía para la acción contra la delincuencia que ha sido el resultado de un amplio proceso de consulta y reflexión asumido por el liderazgo empresarial y de la sociedad civil.

En menos de un mes se reportaron en ese municipio la muerte violenta de ocho personas, incluido la de dos jóvenes asesinados por vándalos para robarles teléfonos móviles, además de decenas de atracos y asaltos, lo que acrecienta el temor de la gente a salir de sus casas.

Se resalta que entre las instituciones que se agrupan para afrontar la extendida situación de inseguridad en Santiago, figura la Fundación Vanessa, instituida en homenaje a una brillante joven estudiante asesinada por antisociales que la despojaron de su celular.

La Asociación para el Desarrollo de Santiago, otra emblemática institución santiaguera, participa de tan trascendental iniciativa de responsabilidad ciudadana, que las autoridades están compelidas a alentar, apoyar y procurar que ese ejemplo se cultive en toda la República.

Aunque Santiago figura entre los municipios con mayor nivel de delincuencia y violencia, no hay dudas que la criminalidad se extiende por casi todo el territorio nacional, a pesar de los esfuerzos que se atribuyen a la Policía y Ministerio Público para enfrentar esa plaga.

En los últimos días, un policía fue asesinado en Los Alcarrizos, otro en el barrio Capotillo, mientras que antisociales tirotearon a una periodista que cruzaba en su vehículo por la avenida Duarte, y desconocidos violentaron la residencia de un comunicador. La delincuencia crece y se multiplica.

Para combatir con efectividad la expandida criminalidad se requiere de una alianza firme y consciente entre autoridades y sociedad organizada, como lo ha hecho Santiago, que hoy ofrece un útil ejemplo de que ese flagelo puede y debe ser enfrentado para liberar a la ciudadanía del oprobio de la delincuencia.

El Nacional

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