En gran parte de Latinoamérica, hablar de finanzas personales sigue siendo un tema que genera incomodidad o que se deja de lado por falta de costumbre. No es casualidad: los sistemas educativos de la región rara vez incluyen asignaturas que preparen a los jóvenes para administrar su dinero, entender el crédito o planificar inversiones. Esta carencia se refleja en generaciones que enfrentan deudas tempranas, vulnerabilidad ante estafas y pocas herramientas para construir estabilidad económica.
Sebastián Rodríguez Matos, conocido como El Sensei, ha convertido esa realidad en el eje de su misión profesional. A sus 24 años, y tras más de siete años de experiencia en los mercados financieros, sostiene que el mayor desafío no está en los gráficos ni en las plataformas de trading, sino en la falta de preparación de quienes llegan a ellos. “La mayoría empieza sin bases, buscando atajos, y eso los deja expuestos a errores que se pueden evitar con educación”, afirma.
Su propio inicio fue un reflejo de ese panorama. Entró en supuestas academias de trading que en realidad eran esquemas piramidales. Perdió dinero y tiempo, pero lo que pudo haber sido un punto final se convirtió en motivación. Desde entonces, decidió que su camino estaría enfocado en aprender de manera seria y, más adelante, en enseñar a otros a hacerlo. “La desinformación fue mi mayor obstáculo, y por eso mismo quise dedicarme a combatirla”, explica.
Hoy, su comunidad reúne a miles de estudiantes de distintos países. El enfoque no se limita a técnicas de mercado, sino que parte de principios básicos de disciplina financiera. Según datos de sus programas, más de 13 millones de dólares han sido retirados del mercado por sus alumnos en conjunto, resultado que atribuye a una metodología que prioriza la práctica real sobre la teoría vacía.
El reto de educar financieramente en la región, sin embargo, no se resuelve con iniciativas individuales. Sebastián insiste en que el cambio debe empezar en las aulas. “Si desde jóvenes nos enseñaran a manejar un presupuesto, a distinguir entre gastar e invertir, muchos de los problemas económicos que vemos hoy serían diferentes”, reflexiona. Su visión apunta a un modelo donde la educación financiera deje de ser opcional y se convierta en parte de la formación básica.

El impacto de esa carencia es evidente. Estudios internacionales muestran que más de la mitad de los adultos en América Latina no tiene un plan de ahorro, y que una gran proporción no entiende conceptos como interés compuesto o diversificación. Frente a esa realidad, no sorprende que estafas y promesas de riqueza rápida encuentren terreno fértil.
En sus intervenciones públicas, Sebastián repite una idea central: el trading no es un casino. Para él, la disciplina y la gestión del riesgo son pilares indispensables. “La gente piensa que se trata de adivinar hacia dónde va el mercado, pero en realidad es un proceso de paciencia y consistencia”, señala. Esa insistencia en lo básico lo ha diferenciado en un sector saturado de promesas fáciles.
El recorrido de Sebastián demuestra que incluso en un entorno con tantas limitaciones estructurales, es posible construir un camino distinto si hay compromiso con el aprendizaje. Su historia personal, marcada por errores iniciales, refuerza la credibilidad de su mensaje. No habla desde la teoría, sino desde la experiencia de quien estuvo en el lugar de los que ahora busca guiar.
De cara al futuro, su meta es expandir la formación financiera a una escala mayor. Sueña con ver programas de educación financiera integrados en escuelas y universidades, y con consolidar una comunidad global de traders latinos que operen con disciplina y mentalidad sólida. “El dinero es solo una herramienta. Lo verdaderamente importante es lo que haces con él y la libertad que te da”, asegura.
El reto de educar a una generación sin bases financieras es complejo y de largo plazo, pero la labor de figuras como Sebastián Rodríguez Matos muestra que el cambio es posible. Cada alumno formado, cada persona que evita una estafa gracias a la información correcta, representa un paso hacia adelante. Y aunque el desafío es enorme, la visión de El Sensei es clara: transformar la relación que una región entera tiene con el dinero, desde la disciplina y la educación.