Empezamos noviembre recordando las diferencias de la seguridad ciudadana para las mujeres desde las tímidas políticas públicas, anunciadas y ejecutadas, una secuencia en la que, a las mujeres y las niñas, se las empaqueta dentro de un sujeto ciudadano universal masculinamente exclusivo.
En el mundo de las estadísticas es reconocida la percepción de inseguridad de las mujeres -mucho mayor que la de los hombres- y cómo las hace desistir del acceso libre a los espacios públicos, así como, los altos porcentajes de violencia comunitaria sufrida a lo largo de su vida en las calles y lugares de ocio y esparcimiento.
Las mujeres en nuestro país sufren violencia en el espacio privado y también en el público.
En mayo del año pasado, el PNUD, publicó un trabajo titulado Violencia Contra las Mujeres y las Niñas en el Ámbito Comunitario, realizado por investigadoras reconocidas en el país e internacionalmente, como Clara Báez y Jafmary Féliz, entre otras, que además de proporcionar datos preocupantes, establece la incertidumbre y el temor en que viven niñas y mujeres, y cómo, la violencia de género atenta contra la dignidad humana y el desarrollo de la sociedad en nuestro país.
Calles, colmados, parques, discotecas son mencionadas en el estudio, como lugares de ocurrencia de acoso callejero violento, perpetrados por hombres adultos mayores en su mayoría, en solitario o en grupos y, si bien muestran un registro mayor de violencia en los espacios públicos contra hombres, establecen la particularidad de que, además, de ser el hombre que ejecuta las agresiones todas y las específicas a mujeres, son ellas las que perciben un mayor riesgo y temor de circular debido a la constante amenaza en su contra, solo por ser mujeres.
Eso obliga a las mujeres y las niñas a una restricción permanente y cotidiana en sus vidas, lo que las afecta en las decisiones para actividades laborales y de formación, limitando sus posibilidades de vida, doblegadas al miedo y a la inseguridad del libre tránsito y la apropiación de los espacios.
Y las mujeres todas, entienden estas emociones justificadas en los patrones socio culturales milenarios, injustos y ciegos a las diferencias de género.
Hay muchos estudios sobre violencia en el ámbito privado de la pareja, pero las investigaciones sobre género y violencia en el ámbito público, y asociada a la delincuencia, no abundan y son necesarias al momento de hablar de Seguridad Ciudadana y en particular, comunitaria.
La inseguridad, no es una experiencia homogénea para hombres y mujeres. Cuidado.