Con la llegada del año 2021 quedaría perdida la confianza en los nuevos miembros del congreso elegidos por el pueblo, que habló en las urnas el 5 de julio pasado.
En vano creímos que a su llegada al congreso iniciarían los debates de persuasión a los viejos legisladores para que abandonen los vergonzosos privilegios que por su propia iniciativa se aprobaron y aun disfrutan de privilegios aprobados durante la pasada francachela desaparecieron, pero el barrilito, cofrecito y dos exoneraciones de vehículos en cuatro años saltan a la vista de los ciudadanos que propugnan por la decencia, la transparencia y la honestidad de los servidores del Estado, en un país que un grupo lo tiene todo mientras buena parte de la población vive en la miseria.
Los beneficiarios de esa vergüenza nacional se han obnubilado, pues ni ven, ni oyen ni olfatean el rechazo de la población a esos beneficios, con el pretexto baladí y de no mucha vergüenza, arguyendo asistencialismo que los coloca fuera de sus funciones, fuera de ética, fuera de honestidad y fuera de sentido común de la sociedad.
Las oportunas iniciativas de los congresistas, como la de prohibir el casamiento de menores de edad, con agravante si lo hacen con adultos de marcada diferencia de edad, aprobada justo en momentos de gran demanda social de la anulación del matrimonio infantil, minimizan su trascendencia, por la negativa de diputados y senadores a borrar de su presupuesto personal la manchita de los privilegios que por años llevan a cuesta estos legisladores.
Ahora que por primera vez un gobernante pone sus oídos en el corazón del pueblo y ha opinado favorable a que se elimine esa práctica de la vieja escuela política gubernamental, la comunidad nacional espera que se satisfaga esa demanda.
Pensando en sus bolsillos y arengando a sus colegas, los senadores Ivan Lorenzo y Dionis Sánchez, PLD y FP respectivamente, califican de catastróficas las opiniones de la población y del presidente Abinader de que se elimine el barrilito, dando una clara señal de que son reminiscentes bien calificados del sistema corrupto que por 20 años instaló el PLD.
Estamos en buen momento, para que las comunidades conozcan la calaña de dirigentes que se gastan, pues catastrófico es que tengamos senadores que piensen como estos dos. Ningún senador quedará libre de pecado si no sepultan esos privilegios que dañan conducta y empañan imagen como la de los salientes presidentes del senado. Los legisladores que deseen prestar asistencia social que lo hagan con sus recursos.
Por: Lic. Santiago Martínez