Hay que tomar como una señal la opinión del ministro de Hacienda del Gobierno que asumirá a partir del 16 de agosto sobre la polémica reforma fiscal que ni siquiera se discutió bajo la actual gestión. Tal vez no se aborde de inmediato, pero la reforma tributaria parece un hecho. La responsabilidad desde ya de diseñar, ejecutar y evaluar la política fiscal la tendrá Jochi Vicente, quien adelantó que favorece una reforma que reduzca el gasto en un 50% y aumente las recaudaciones en la misma proporción. Ese puede ser el sentir del equipo económico del nuevo Gobierno. Vicente no deja de reconocer, sin embargo, que se trata de un problema complejo, que requiere de mucha voluntad política. Pero en su señalamiento se advierte la preocupación sobre el elevado gasto público, un problema en el que intervienen factores que van desde la corrupción hasta las duplicidades y la existencia de entidades innecesarias

