La pertinencia o no de explotar el ferroníquel de Loma Miranda sería uno de los temas que abordaría mañana el presidente Danilo Medina en su discurso de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional. Ya el ministro administrativo de la Presidencia se declara partidario de un aprovechamiento de ese yacimiento, si se garantiza protección del medio ambiente. El debate en torno a beneficios o perjuicios de la explotación de esa mina ha sido estéril, apasionado, con nebulosos aportes técnicos o científicos, tanto por los sectores opuestos a la extracción, como de los que la consideran provechosa.
A finales de mayo de 2013, una comisión del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) objetó por superficial e insuficiente el estudio de impacto ambiental presentado por Falconbridge Dominicana para sustentar su solicitud de permiso de explotación de ese yacimiento.
Se sabe que la multinacional minera presentó un segundo estudio en el que intenta demostrar que es posible explotar a Loma Miranda sin causar mayores daños ambientales ni lesionar fuentes acuíferas que se localizan en ese promontorio ubicado entre las provincias Monseñor Nouel y La Vega.
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales no ha publicado resultados de ninguna investigación en torno a las bondades o perjuicios que provocaría la explotación de ese yacimiento, por lo que el debate se circunscribe a defensa y ataque de documentaciones suministradas por entidades que, aunque dotadas de aval o calidades, su contenido es de interpretación restringida o sesgada.
Es imposible que en una discusión de tanta trascendencia se prescinda de informaciones relevantes, como por ejemplo que la extracción del ferroníquel de esa mina reportaría ingresos al Estado por unos siete mil millones de dólares, o de que la minera que aspira a la explotación de Loma Miranda cesaría operaciones en caso de que se le niegue el permiso correspondiente.
El ministro José Ramón Peralta ha ofrecido una alternativa razonable que ojalá sea objeto de consideración en el discurso del presidente Medina ante la Asamblea Nacional: la de que se explote de manera responsable ese yacimiento, sólo si se demuestra que no provocará daño grave al medio ambiente.
El Presidente tiene la condición de morocota de oro, o la obligación de agradar a todo el mundo, su deber será siempre el de tomar o asumir decisiones basadas en el bien común y amparadas en razonamiento lógico. En el caso de Loma Miranda, ha llegado la hora de decir sí o no, de manera definitiva.

