El mundo ha sido puesto en alerta sanitaria por la propagación en África del virus ébola, una enfermedad altamente letal y contagiosa, cuyos síntomas principales son fiebre alta, fuertes dolores abdominal y muscular, vómitos y profuso sangrado por boca, nariz y recto.
Esa enfermedad fue identificada por primera vez en 1976 en República del Congo (Antigua Zaire), donde se convirtió en epidemia con la muerte de más del 90% de los contagiados. Hoy se registran casos de ébola en Gabón, Guinea, Sierra Leona, Nigeria y Liberia.
Aunque el ministro de Salud Pública, doctor Freddy Hidalgo, ha dicho que ya se activó el programa de vigilancia epidemiológica en puertos y aeropuertos, es menester llamar la atención sobre lo fatal que sería que por alguna inobservancia o descuido pueda ingresar a territorio nacional ese virus.
República Dominicana es territorio altamente expuesto a la penetración de virus y enfermedades infecto-contagiosas, en razón de su portentosa industria turística, porosa frontera terrestre y débiles controles sanitarios, por lo que hay razones para expresar particular preocupación ante el alerta mundial de propagación del ébola.
En 2011, el vulnerable sistema sanitario dominicano fue penetrado desde Haití por el virus del cólera, donde llegó por vía de un soldado africano, miembro de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de ese país, lo que indica que el riesgo persiste.
Para que se tenga una idea acerca del temor mundial por la propagación del virus ébola, sobre el que todavía no hay cura ni vacuna, se señala que Estados Unidos recibió con excepcionales controles sanitarios a dos infectados y que Gran Bretaña prohibió vuelos comerciales a territorios africanos donde se detectó presencia de la enfermedad.
África tiene frontera terrestre con Europa y gran flujo aéreo y marítimo con ese continente, Estados Unidos y Americe Latina y el Caribe, zonas desde donde República Dominicana recibe a millones de turistas, lo que indica que la vigilancia y control epidemiológico deben tener ribetes de excepcionales.
Sin ánimo de alarmar, las autoridades deberían abrevar de la experiencia con el chikungunya, virus proveniente de Asia que ha afectado a gran parte de la población, para entender que con el ébola, que es un virus letal, no debería dejarse espacio para la improvisación.