Editorial

Sin discrimen

Sin discrimen

El Día Internacional de la Mujer, que se conmemora hoy, ofrece una excelente oportunidad para que la sociedad dominicana renueve compromiso para promover, difundir y aplicar su vital agenda de igualdad y equidad de género, en los ámbitos de los derechos humanos, laborales, políticos y familiares.
La figura de la mujer se asocia a todos los momentos estelares en la historia por la construcción de la dominicanidad, de la libertad, de la democracia y del desarrollo social, aunque aún no se libera de las cadenas de la discriminación.

El liderazgo e influencia de la mujer impacta ya en todos los sectores de la vida nacional con sobresaliente presencia en los poderes públicos, la política, academia, instituciones de desarrollo, de la sociedad civil y, obviamente, en la santidad del hogar.

República Dominicana padece el baldón de figurar entre las naciones con mayor porcentaje de feminicidios, fatídica estadística que en lo que va de año se remonta a 30 asesinatos de mujeres a manos de hombres despechados, señal de que Gobierno y Estado aún no encuentran fórmulas para frenar esa ignominia.

La presencia de la mujer es cada vez mayor en las universidades, en rol de estudiantes y de catedráticas; en las escuelas y liceos, con el doble desempeño de madre y maestra, en los directorios empresariales, en puestos técnicos y en las filas militares y policiales, lo que indica que su avance ha sido significativo en todos los órdenes.

La aspiración de una sociedad que anhela alcanzar los mayores sitiales de crecimiento económico, institucionalidad política y desarrollo humano, debe ser que la igualdad de género se convierta en realidad incontrovertible, de manera que la mujer no sufra ningún tipo de discriminación.

En tan trascendente efeméride, se resalta a la madre, esposa, hija, obrera, estudiante, profesional, en fin la mujer que desde múltiples roles y escenarios trabaja sin descanso por el engrandecimiento de su familia y de toda la nación.

La sociedad dominicana reconoce hoy con legítimo orgullo a la mujer, signada como alma y corazón de todos los anhelos y aspiraciones de alcanzar un estadio de justicia e igualdad sin discrimen de género ni de ninguna otra naturaleza.

El Nacional

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