Crece el temor de un nuevo frenazo de la economía del planeta causado esta vez por la crisis financiera de China que ha tenido como primera secuela el desplome de las bolsas de valores a nivel mundial y de los precios de materias primas básicas.
Contrario a la crisis que se desató en 2008 con el crack inmobiliario en Estados Unidos, esta vez a América Latina le toca la de perder, con drástica reducción del valor de sus exportaciones, debilitamiento de sus monedas y notables fugas de capitales.
Entre los factores que se citan como causales del rebrote de la recesión económica, se mencionan la baja en la previsión de crecimiento de la economía china y el retorno de capitales a Estados Unidos alentados por la posible alza en el tipo de intereses que dispondría la Reserva Federal.
Aunque a simple vista la economía dominicana parece beneficiarse de un entorno económico matizado por la baja en los precios del petróleo, Gobierno y agentes económicos no deberían decretar rumba abierta para el baile, porque se trata de una crisis compleja con múltiples efectos, la mayoría negativos.
De nada sirve que el dinero producto del ahorro de la factura petrolera se vuelva sal y agua si, como resultado de un posible incremento de los tipos de interés en Estados Unidos, reduce la inversión extranjera directa o motiva repatriación de capitales.
El agravamiento de la crisis económica en Europa y Latinoamérica, como consecuencia del desplome de la demanda china se reflejaría en una disminución del turismo, remesa y exportaciones, más aun si economías como la de Alemania, Francia, Italia, España y norte europeo resultaran afectadas.
De momento, la economía dominicana no parece en riesgo de neumonía a causa del cólera económico que se ha desatado en Oriente, ni con reducción en sus principales rubros de exportación como son azúcar, café, cacao, cigarro, oro y plata, pero no hay razones para pretender tirar la puerta por la ventana.
El momento aconseja a la moderación, a la consolidación de políticas públicas basadas en el control del déficit fiscal, reducción del endeudamiento interno y externo y a la cualificación del gasto, porque todavía no se sabe la intensidad y dirección que tendría ese huracán económico que se ha formado en China.