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La ONU (Organización de las Naciones Unidas), que anda patas pa’bajo en la madriguera de desafíos universales de complejas soluciones, en la transversalización fronteriza República Dominicana-Haití, ha girado la balanza en favor de la última. Atenta contra la soberanía y la identidad nacionales.
Fundada en Estados Unidos en 1945 por 51 países, entre ellos la República Dominicana, cuatro años después la ONU concibió la idea de que la sobrepoblación haitiana fuera apiñada en otros espacios físicos, como el territorio dominicano. Así empieza a tejerse el proyecto para fusionar el territorio insular.
En 1949, acota el autor Luis Ventura S., “se publicó en New York una resolución de Naciones Unidas y de la Organización Internacional del Trabajo (sometida-motivada e impuesta por el gobierno de los Estados Unidos), mediante la cual éstos se comprometían (ONU y OIT) a suministrar ayuda a Haití para poner en marcha el Plan Piloto de inmigración de familias enteras hacia otras islas del Caribe”.
En su libro “En un pueblo indolente y servil, autoridades indolentes y serviles”, enjuicia que “La nacionalidad” está “comprometida y vendida por los políticos, a cambio de apoyo político y económico del imperio”, y que hacia otras islas del Caribe “era solo una cortina de humo, toda vez que la intención era empujarla hacia el territorio de la República Dominicana”.
Incontestablemente, el sistema de Naciones Unidas: FAO/agricultura, OIT/trabajo, OPS/OMS/salud, la ONU-Habitat, ONU-Mujer, la ONU-Sida, ?PNUD-PNUMA/pobreza y medio ambiente, la Unfpa/salud sexual y reproductiva, Unesco/diálogo intercultural, Unicef/niños, UNODC/drogas y delitos, WFP/alimentos, Banco Mundial y IAEA/energía atómica, han hecho aportes inconmensurables.
Sin embargo, otras agencias especializadas, como la ONU/migración, la ACNURDH/derechos humanos, la ACNUR/refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el PNUD-PNUMA/pobreza y medio ambiente, han sido cuchillos en la garganta de la soberanía y la identidad nacionales.
Sesenta y cinco años -a mediados de abril del 2014-, después de la propuesta original de la ONU, con los ojos como un mime y sin saber que la República Dominicana no es como el pez globo, que se infla para poder sobrevivir, el entonces secretario general de esa organización?internacional, Ban-Ki-Moon, le solicitó?al presidente Danilo Medina, durante una visita especial a nuestro país, que le concediera la nacionalidad dominicana a todo aquel que diga que nació aquí.
En octubre de 2011, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hilary Clinton, exhortó -entre la ignorancia y el descrédito- a República Dominicana a que respete a los inmigrantes haitianos y nacionalice a sus hijos. Este desaguisado rodó como un despropósito, porque la Constitución de la República establece claramente bajo cuáles condiciones esta se obtiene.
Esos petitorios del secretario general de la ONU y la secretaria de Estado norteamericana coincidieron con masoquistas o suicidas de la República Dominicana. ¿Qué lástima?