El exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, puso en vilo el país al destapar la Caja de Pandora con la implicación del expresidente Enrique Peña Nieto en los sobornos pagados por el consorcio Odebrecht para obtener contratos de obras públicas.
México era de uno de los países donde no se había iniciado una investigación seria sobre el escándalo de corrupción, pero tras la llegada al poder de Andrés López Obrador el panorama cambió. Lozoya, quien había huido a España, de donde fue extraditado, aceptó colaborar con la Fiscalía General de su país a cambio de una reducción de la pena.
Tras declararse culpable de recibir financiamientos de Odebrecht, dijo que había sido por órdenes del entonces gobernante y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, para usar el dinero en la campaña electoral y comprar legisladores para garantizar la aprobación de proyectos de leyes. Lozoya citó testigos como prueba de su afirmación, además de presentar recibos de los pagos efectuados y un vídeo. De no ser por el cambio de gobierno lo más probable es que los sobornos hubiesen quedado impunes.
Los sobornos que habría pagado Odebrecht en México se sitúan en 59 millones de dólares. El escándalo no solo ha conmocionado a la nación, aunque existían sospechas de que altos cargos del Gobierno estaban involucrados en los sobornos, sino que transmite un mensaje a los países donde los procesos por la corrupción de Odebrecht no han avanzado.

