Con la liturgia del Domingo de Ramos se inicia la Semana Santa, período durante el cual el pueblo cristiano conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo, tiempo también propicio para que los dominicanos ejerciten la reflexión personal, familiar y sobre el presente y futuro de la República.
Son estos días propicios para asentar por siempre en la conciencia de cada quien las palabras solidaridad y tolerancia que sirven de base para promover un auténtico clima de convivencia en una sociedad diezmada por querellas, divisiones e incomprensiones.
La Semana Mayor coincide con una activa campaña en la cual candidatos y partidos compiten por el favor del electorado para alcanzar el poder político, que incluye la renovación del Congreso Nacional y de los ayuntamientos, otro motivo de reflexión que ayudaría a los ciudadanos a ejercer un sufragio responsable.
La Iglesia católica y congregaciones evangélicas motorizan campañas para recoger y congregar a sus rebaños en oración y penitencia en templos e iglesias y evitar que se extravíen en bacanales paganos que para estos tiempos se improvisan en playas, ríos y montañas.
Son muchos los que se desplazan hacia ciudades de provincia en procura del calor de sus familiares, por lo que siempre viajan acompañados de su fe y postulantes de las más sanas tradiciones, aunque se admite que no pocos mortales procuran la reedición de Sodoma y Gomorra.
De nuevo se cumple el dicho aquel de que de todo hay en la viña del Señor, por lo que se aspira a que la ciudadanía actuará con moderación, prudencia, respeto a la ley y consideración al prójimo, sin importar el lugar donde pernocten, en el entendido de que el respeto al derecho ajeno es la paz.
Los partidos políticos están compelidos a respetar la solemnidad de la Semana Santa y hacer un efectivo alto a sus actividades proselitistas para dar paso a un provechoso periodo de reflexión, unidad familiar y de vocación de fe.
La sociedad reclama y merece que el liderazgo político promueva tolerancia y solidaridad durante tan especial periodo para la comunidad cristiana y por siempre, porque ese es el anhelo y el reclamo mayor del pueblo dominicano.