La cuestión no es cruzar los dedos. Las reiteradas exhortaciones sobre el uso de mascarilla y observar el distanciamiento social traduce con toda claridad el temor de que la flexibilización del horario del toque de queda y la apertura desde hoy de la actividad hotelera provoquen un retroceso de la curva del coronavirus.

Los números de fallecidos y contagiados han bajado, al tiempo que se observa mejoría en otros indicadores sobre la propagación de la enfermedad. Menos ocupación de camas en los hospitales es una señal de avance contra la epidemia. Sin embargo, también ha aumentado el número de detenidos por violación del toque de queda.

Las aglomeraciones en playas y espacios han alimentado el temor de que se retroceda. La vicepresidenta Raquel Peña y el ministro de Salud Pública, Plutarco Arias, han sido cautos con su llamado a la población a respetar el protocolo sanitario, mientras que el Colegio Médico Dominicano (CMD) rechazó, por todos los riesgos que implica, la flexibilización del horario del toque queda. Es obvio que la población tendrá que poner de su parte para avanzar en la lucha contra la pandemia.

Pero también las autoridades tienen que estar vigilantes, sin bajar la guardia ni siquiera un ápice, para intervenir frente a las violaciones que puedan generar un retroceso.

La economía tiene que reabrirse, pero sin que se relaje el protocolo. Después que se ha llegado a la actual fase las autoridades no se pueden permitir, bajo ninguna circunstancia, que se origine un retroceso.