Opinión Articulistas

Tensión arancelaria

Tensión arancelaria

Elvis Valoy

La «medalaganaria» política impositiva del gobierno estadounidense, secundada por varios economistas —principalmente Stephen Miran— continúa creando escarceo y animadversión en todo el globo terráqueo.

Con la solicitud de Brasil pidiéndole a la Organización Mundial del Comercio (OMC) su parecer sobre los aranceles de Donald Trump, indiscutiblemente que se entra a una fase incierta, abriendo un inexpresable desafío a los vulnerados principios del comercio internacional.

La aplicación de impuestos unilaterales a productos de naciones con los que existían acuerdos ha llevado el agrio enfrentamiento a las altas esferas geoeconómicas, esta vez «pasando la bola» a la cancha del vetusto edificio de la Organización Mundial del Comercio (OMC), ubicado en la Rue de Lausanne 154, en Ginebra, Suiza.

WTO, siglas en inglés de la OMC, es la encargada de velar por las normas que rigen los intercambios comerciales entre países, y con la vinculación de un arancel de un 50 por ciento a las importaciones brasileñas por parte de Trump, el gobierno de Lula está buscando afanosamente que la entidad adscrita a la ONU intervenga en la disputa.

Mientras acontece el rifirrafe USA-Brasil, el cual la nación sudamericana persigue llevarlo a discusión al organismo con 164 países miembros, su directora general, la nigeriana-estadounidense Ngozi Okonjo-Iweala, no se ha referido al asunto. Con la imposición de gravámenes a diestra y siniestra, el futuro de la OMC cae a un movedizo laberinto, abriéndose la posibilidad de una regresión a un caos comercial de impredecibles consecuencias a nivel mundial.