Eso dijo el legislador, presidente de la Cámara de Diputados cuando la reforma al Código Penal no fue aprobada el jueves pasado, “no embromo más con eso…Yo no brego más con Código Penal, jamás, que nos quedemos con ese viejo”. Aludiendo al promulgado por primera vez, mediante el Decreto-Ley No. 2274, del 20 de agosto de 1884 y a esos más de 20 años que tiene en proceso la modificación.
Va a ser difícil contar esta historia y por más que la manipulen las diferentes conveniencias de poder político será imposible de entender.
Es difícil explicar la situación de los derechos de las personas en este país y en este siglo XXI, frente al mundo, pero, sobre todo, frente a este pueblo que, cada vez más, desconfía de las instancias democráticas, enmarañadas con el atraso.
Y sí. Esta gente del Congreso, quieren volver al pasado de “pelas” y maltrato a niños, niñas y adolescentes en nombre de la corrección. Y a mujeres “que pertenecen” a hombres. Además, quieren recuperar el poder de vida y muerte del “pater familia” de la cultura romana, mantenida y patriarcal.
También, mantener el control de todos los úteros, menores y adultos, para seguir violando impunemente. Y, de paso, manipular y minimizar una serie de castigos merecidos en el marco de la corrupción desde el poder.
Esta gente del Congreso, salvo honrosas excepciones que, afortunadamente, conocemos y mantenemos en nuestros corazones, son grandes recicladores y recicladoras de la cultura misógina, homofóbica, exclusiva para machos y demás delincuencias.
Y sí. Se van a inventar sus inmorales y validados “bajaderos”, y en nombre del consenso, explicarán como la pieza no perimió y con la creatividad de los más caducos y arcaicos, hasta se atreven a romper reglas constitucionales, como siempre han hecho, hasta conseguir un Código Penal a su medida, pero sin causales ni defensa de derechos a quienes, para ese sector, seguiremos siendo personas, colectivos, grupos excluidos, para que ellos/as puedan seguir atropellando la razón y el sentido común.
Estamos en tiempos de Pascua, a tres días de Nochebuena y Navidad. Tiempo de esperanza cuando es un estado de ánimo posible, sin embargo, a las dominicanas, sobre todo, se nos ha negado sistemáticamente esa emoción en muchos años. Y nos ha tocado luchar y seguir anhelándola.
Más ahora que la broma terminó. Eso son nuestros “asuntos de mujeres” para la política dominicana: una broma. Este año 2021, se ha escuchado todo, desafortunadamente, todo lo peor para la mayoría de este pueblo. ¡Feliz Navidad!