Opinión Articulistas

Terriblemente triste

Terriblemente triste

Todavía algunos estudiosos de Simón Bolívar discuten sobre la veracidad de la frase que se le atribuye: “Saber es un dolor”.
De todas maneras, nadie duda que el Rey Salomón había asegurado: “Quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor” (Eclesiastés 1:18).

Hago esta obligada introducción ante hechos ocurridos que, aunque pasan inadvertidos para muchos, resultan lacerantes para quienes hemos tenido la oportunidad de formarnos académicamente.

Algunos —o más propiamente, muy pocos— han observado el gran peligro social al que estamos expuestos. El afán de poder de nuestra clase política y su falta de responsabilidad para tratar los problemas medulares de la nación sobre la base de la verdad nos exponen a un desborde social de proporciones imprevisibles.

He dicho reiteradamente que al presidente de la República, Luis Abinader, le tocó asumir el poder en condiciones muy especiales que le sirvieron para demostrar su valía. Su actitud ante la pandemia de la COVID-19 lo hizo merecedor de grandes elogios y, hasta el momento, nadie ha osado señalar al mandatario como un político corrupto.

Sin embargo, es una responsabilidad intransferible del jefe del Estado someter a la justicia a todo aquel que intente robarle al pueblo dominicano.

Ramón Rodríguez
📧 centrodeidiomaswashington@gmail.com

El Nacional

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