Editorial

Terror y odio

Terror y odio

La masacre perpetrada el domingo por un estadounidense de origen afgano en una discoteca gay en Orlando, Florida, donde asesinó a balazos a cincuenta personas e hirió a otras 53, ha sido un acto de terror y odio que conmociona a Estados Unidos y al mundo.

El autor de esa matanza, Omar Saddiqui Mateen, de 29 años, abatido por la policía en la escena del crimen, era sindicado por el FBI como un posible simpatizante del Estado Islámico (ISIS), grupo terrorista que reivindicó el ataque.

El padre del asesino, Mir Saddiqui, quien atribuyó el atentado terrorista al odio que dispensaba su hijo hacia la comunidad homosexual, difundió por las redes sociales vídeos en los que se presentaba como aspirante a presidente de Afganistán y también emitía mensajes favorables al grupo Talibán.

El presidente Barack Obama, al condenar la peor matanza a tiros registrada en la historia de Estados Unidos, la calificó como un acto terrorista y homofóbico, además de censurar que por la ausencia de una ley de control de armas, ese individuo adquirió el fusil y la pistola usados para cometer el crimen.

La comunidad internacional expresa hoy su más enérgico repudio a ese execrable acto de barbarie, al tiempo que participa de la congoja que abate a la sociedad estadounidense, por el saldo de muertos y heridos a causa de ese vil acto de terror.

Asamblea OEA

Santo Domingo es desde hoy sede de la 46ª. Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), un especial periodo de sesiones de cancilleres del continente durante el cual se abordarán temas cruciales para la democracia continental.

Aunque la crisis política que afecta a Venezuela no figura en la agenda de la Asamblea, se da por descontado que será objeto de gran atención, al igual que el complejo problema institucional que drena la gobernabilidad en Brasil.

La presencia del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, en la Asamblea de la OEA, confiere mayor trascendencia al debate sobre la situación política en Caracas y Brasilia, así como al destino de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Puede decirse que la capital de República Dominicana se convierte desde hoy en sede de la democracia regional, por lo que todo el continente aguarda con justificada esperanza que de la Asamblea de la OEA emerjan soluciones a dilatados conflictos, la mayoría matizados por indeseable intervencionismo.

El Nacional

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